Sunday, March 25, 2007

Valentino el Gitano


Leyendo el ultimo post del blog del SIMI ( http://simioficial.blogspot.com/ ) recordé una amistad especial que tuve hace un par de años... Valentino el Gitano... no era gitano, era su nombre artístico. Recuerdo que fui a una despedida de soltera en un local de dudosa reputación hace varios años atrás, fue divertido; hombres semi desnudos bailando para nosotras, música picante, concursos de baile caliente, etc... Aquel lugar abría como discoteca los sábados, y como era de esperarse terminé ahí con un par de amigas una noche de vergonzosa borrachera. Por supuesto que tratamos de entrar gratis. Luego de un par de coqueteos al portero, lo logramos. Estuvimos como diez minutos y nos fuimos. Cuando iba caminando hacia mi auto, el portero me llama y me entrega unas invitaciones al femenino del día jueves. Me dice: “Para que me veas hacer lo que sé hacer”. “Ok” dije yo, y toda esa semana organicé un grupo de féminas amigas para ir a ver “lo que realmente el amigo sabía hacer”. Efectivamente el jueves el amigo abrió el show, pero creo que lo hacía mejor de portero... Su cuerpo no era de lo mas agraciado y su rostro me recordaba al cantante chileno Pablo Herrera. Para mas remate, su vestuario era común y corriente, jeans y polera (no entendí jamás por qué lo presentaban como Valentino el Gitano, si de gitano no tenía nada). Imagínense a un vedetto gordito, sentándose en el escenario para sacarse el jeans. Horror. Fue una noche divertida. Incluso me gané un trago por mi performance de “You can leave your head on”. Bueno, le dimos las gracias a Valentino por la invitación y él se quedó toda la noche con nosotras. Tierno. Nos hicimos amigos. Terminé conociendo a su familia, incluso me ofreció un “privado” el cual por supuesto rechacé (no, muchas gracias). No fue una amistad muy larga; terminó declarándome su amor y yo para no herir sus sentimientos diciéndole que realmente no me interesaba en lo más mínimo como hombre, le dije que era demasiado celosa y que no podría convivir con su trabajo. Acto siguiente me dice que renuncia. ¿Qué me quedó por hacer? ¡Correr! Me comporté como un hombre y huí lo más rápido posible de ahí. Lo vi un par de veces merodeando mi casa de estudios y supe que había dejado los escenarios y que estaba estudiando ingeniería en minas... Irónico ¿no?

Saturday, March 17, 2007

Denuncia: ¿Cirujías que curan?


Me siento como un estropajo… ayer trapeó el suelo con mi persona... y esta vez no voy a hablar de hombres (por lo menos no como suelo hacerlo), esta vez voy a hablar sobre una celebridad criolla en particular. Trataré de ser breve en mi humillante denuncia. Siempre he sido delgada de arriba y ancha de abajo (problema común en la mujer chilena) y hace poco más de un mes, gracias a mi trabajo me pude contactar con el programa del Dr. Vidal (“Cirugías que curan”, que irónico) para ver la posibilidad de hacerme una LIPO. Resulta que la producción del programa me amó y querían tomar mi caso a toda costa.
Primer problema: me cobraban un millón de pesos por gastos de pabellón. ¡Plop! Dije que no.
A los pocos días, la producción había resuelto costear la mitad. Tenía que pagar 500 mil pesos. Dije que no. ¡Perdón pero me iban a grabar desnuda y mostrando mis partes y a mis amigos en un seguimiento y mas encima tenía que pagar! Además tuve un imprevisto financiero y no tenía ni una posibilidad de gastar esa cantidad.
Al día siguiente me llama la producción para decirme que les sobró un cupo gratis (reservados para casos extremos, me habían dicho que solo tenían cinco) y que no tendría que pagar ni un peso. Cuento corto dije que si.
Cita con el famoso Dr. Vidal. Me grabaron en el ascensor, en la sala de espera, en la consulta contándole el trauma de mis piernas y finalmente me desvistieron para examinarme... OK. Al pesarme gritó en tono de burla un peso que era mas alto que el mío (5 kilos mas). Luego me dijo que tenía demasiado sobrepeso, demasiada celulitis (además de otros problemas). Al decirle yo que igual ahora estaba mas gordita, él se rió y su texto fue:
-“¡Mas gordita! Qué divertidas las mujeres que vienen a mi consulta, me dicen “mi panzita” y tienen las tremendas panzotas, “mi tracerito” y tienen los tremendos tracerotes”. Yo, desnuda, vulnerable e indefensa no supe contestarle. Sonreía diabólicamente, tratandome de mentirosa y diagnosticando que aunque hiciera mucho ejercicio una lipo nunca me iba a quedar bien. O sea, que nunca iba a tener bonitas piernas. Para mas remate la productora me ofreció el programa de la universidad católica para obesos!!!!!!!!!! Perdón. Dije que no y me fui hundida en mi ser del brazo de mi amiga V que me esperaba afuera y que no pudo creer lo que había pasado. Sé que podría estar mas flaca, pero no me merezco esa humillación. Sobretodo que cuando apagaron las cámaras (a las que no quise regalar una lágrima), el famoso doctorcito me dice que fue mas pesimista de lo que realmente es, y que si podría llegar a tener un muy buen resultado. Hipócrita. Si no me quería operar que me lo diga pero yo no merezco ese trato, además: no estoy tan gorda. ¿Cirugías que curan?
PD: la de las fotos soy yo. Juzgue usted mismo.
EXTRA_EXTRA_EXTRA: me llamó la productora del programa para pedirme disculpas por el trato... me dijo que incluso el DR. se había arrepentido de tratarme así... Disculpas recibidas, pero la historia y lo ocurrido no cambian...

Friday, March 02, 2007

Qué será, qué será...


Qué difícil entender las relaciones modernas… me acuerdo cuando era mas joven (no es que sea una anciana, solo pasando por la crisis de los 30), todo era más sencillo: te pedían pololeo, aunque fuera para salir solo un par de veces con una, pero había algo establecido… una palabra que definía una situación. Antes para terminar con un “pololeo” (de todas formas odio la palabra) se pasaba por la cruel e incomoda instancia de conversar, el clásico “Tenemos que hablar”, y todo estaba claro; lo que terminaba terminaba y punto, estábamos los dos de acuerdo y los dos manejábamos la misma información. Pero ahora hay que ir descubriéndolo, hay que percibir las señales y dar por hecho que si el tipo (o la tipa) no te contesta el teléfono y no te ha llamado en un plazo razonable de tiempo la relación ha terminado. Nada de verse las caras, nada de poner las cosas sobre la mesa. Ni siquiera podemos saber el nivel de compromiso que tiene el otro con una, si estamos saliendo, andando, pololeando, follando, etc… vivimos en ascuas. Claro, hasta que algo nos enseña el camino, y nos dejamos llevar en este “no sé qué” por un tiempo ilimitado… y finalmente la palabra no tiene ningún sentido, solo lo que se va viviendo junto al otro…